«5 weeks, 25 days, 175 hours», Maria Eichhorn, 2016.

Maria Eichhorn, artista basada en Berlín, propuso un proyecto de lo que podríamos llamar activismo del tiempo suspendido: durante su exposición individual, cuya duración está explicita en el título de la misma (5 semanas, 25 días, 175 horas), cerró la galería Chisenhale dando tiempo libre, y pagado, a sus trabajadoras y trabajadores. El primer día de la exposición, realizó un simposio para debatir sobre las condiciones de trabajo contemporáneas. 

Aunque los 25 días de fiesta no solucionaron, evidentemente, la precariedad en la que viven muchos de los trabajadores del mundo del arte, al menos sí que consiguió inyectar tiempo suspendido en las vidas de trabajadores y trabajadoras singulares y, al mismo tiempo, dio visibilidad a un problema general. 

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